Cómo gestionar las expectativas: la diferencia entre apoyo y presión
Como padres de jóvenes deportistas, uno de los desafíos más grandes es encontrar el equilibrio adecuado entre brindar apoyo y ejercer presión. Las expectativas que se tienen sobre el rendimiento de un hijo en el deporte pueden influir profundamente en su bienestar emocional, su desarrollo y, lo más importante, en su disfrute de la actividad. En este blog, vamos a explorar cómo los padres pueden gestionar sus expectativas para que su hijo se sienta apoyado, motivado y, al mismo tiempo, sin la sobrecarga de la presión.
¿Por qué las expectativas son un tema delicado?
En la etapa de la adolescencia, los jóvenes deportistas están en pleno proceso de maduración, no solo en lo físico, sino también en lo emocional. Muchos comienzan a tener una mayor conciencia de su rendimiento, lo que puede generarles ansiedad, especialmente si sienten que las expectativas de los demás son demasiado altas. Los padres, aunque bien intencionados, pueden ser una fuente de presión sin darse cuenta.
Es natural que los padres quieran ver a sus hijos tener éxito, pero cuando las expectativas son excesivas, esto puede generar estrés y disminuir la motivación. Los jóvenes pueden empezar a ver el deporte como una obligación en lugar de una actividad que les divierte, lo que puede llevar a la frustración y, en algunos casos, a un abandono deportivo.
Diferencia entre apoyo y presión
El apoyo y la presión son dos enfoques muy diferente. El apoyo se trata de estar presente para tu hijo, animarlo y ser su principal fuente de motivación sin imponerte como una carga. Es crear un ambiente en el que tu hijo se sienta seguro, valorado y comprendido, independientemente de su desempeño. El apoyo también implica ser flexible y entender que no siempre se puede ganar o ser el mejor, y que el proceso de aprendizaje y crecimiento es tan importante como los resultados.
Por otro lado, la presión es cuando las expectativas que se ponen sobre el joven son tan altas que lo obligan a rendir de una manera que no es natural para él. La presión puede manifestarse a través de comentarios como: «Tienes que ganar este partido» o «Si no llegas a la final, habrás fallado». Estas frases, aunque aparentemente inofensivas, pueden generar ansiedad y hacer que el adolescente se sienta inseguro o incapaz de cumplir con lo que se espera de él.
¿Cómo gestionar las expectativas de manera saludable?
- Enfócate en el proceso, no solo en el resultado: Los padres deben recordar que el crecimiento personal y deportivo de su hijo es un proceso continuo. En lugar de fijarse únicamente en los resultados inmediatos, es más valioso celebrar los avances en la técnica, el esfuerzo y la superación personal.
- Fomenta la motivación: Ayuda a tu hijo a encontrar razones para practicar su deporte que vayan más allá de las recompensas externas (como premios o elogios). La motivación es más sostenible a largo plazo como el disfrute del juego o el deseo de mejorar.
- Haz preguntas abiertas y escucha activamente: En lugar de presionar a tu hijo con preguntas como «¿Por qué no ganaste?», opta por indagar sobre su experiencia: «¿Cómo te sentiste hoy durante el partido?» Escuchar sus emociones y preocupaciones es crucial para crear un espacio de apoyo.
- Reconoce sus esfuerzos y no solo sus logros: Asegúrate de que tu hijo sepa que valoras el esfuerzo que pone en cada entrenamiento o partido, no solo los resultados. Esto ayuda a reducir la presión y refuerza la idea de que el proceso es tan importante como el resultado final.
- Sé un modelo de resiliencia: Si tu hijo ve que enfrentas los desafíos de la vida con una actitud positiva y resiliente, aprenderá a hacer lo mismo en el deporte. La capacidad de recuperarse tras un error o una derrota es una lección valiosa que los padres pueden enseñar a través de su propio ejemplo.
En resumen, los padres tienen un papel fundamental en el desarrollo de sus hijos como deportistas, pero es importante que las expectativas se gestionen de forma saludable. Al ofrecer apoyo en lugar de presión, ayudarás a tu hijo a disfrutar del deporte y a desarrollar una mentalidad positiva que le servirá tanto en su vida deportiva como en otros aspectos de su vida. Recuerda que el éxito no siempre se mide en victorias, sino en el aprendizaje y el crecimiento personal.